El Jockey: la estética estrepitosa y el desliz sobre la identidad de género

by NOTASCINEVERSATIL

Más allá de recordar algunas escenas jocosas y disfrutar el soundtrack integrado por piezas musicales interpretadas por Sandro, Palito Ortega, Leo Dan, Nino Bravo, Piero De Benedictis, Virus, Acid Arab y una composición de Mozart; mi propósito es analizar la narrativa del género, la identidad de género y las orientaciones sexuales en El Jockey, la más reciente película del director Luis Ortega.

Las personas realizadoras pueden hacer las películas que deseen con los metrajes, narrativas, estéticas y estilos que deseen. Las personas espectadoras estamos para leerlas, pensarlas, discutirlas, criticarlas, queerizarlas, amarlas y/o cuestionarlas.

Curiosamente, Argentina, país referencia en materia de leyes igualitarias, estudios de género, estudios queer/cuir, militancias feministas y militancias disidentes sexo afectivas, tiene una cantidad de portales dedicados al cine que suelen alinearse con la manera de hacer crítica de The Hollywood Reporter, Variety y The New York Times. Reconocer o cuestionar las narrativas de género y la diversidad sexual es un asunto tratado superficialmente -o desestimado- en la mayoría de las críticas de cine.

Tres ejemplos claros de lo que señalo son las críticas a Close (2022), Los agitadores (2022) y Bebé Reno (2024). En el primer caso, se repitió el patrón foráneo sobre exaltación de la “ternura masculina” y “el arrepentimiento”. Se prestó poca atención al suicidio de un adolescente que se reconocía “diferente” en un contexto poco favorable, donde no existía contención alguna.

En el segundo, se llegó a describir como “estudio sociológico” a una narrativa que claramente representa un retroceso en materia de diversidad sexual y de género. Hay una violación de una chica.  Nada pasa. Un chico le pega a otro chico con un bate por la cabeza para no poner en evidencia su orientación sexual. Y nada pasa.

En el tercer caso, se alabó la serie, de manera grandilocuente, dejando pasar por alto los estereotipos y clichés que en materia de diversidad sexual retornaron a la pantalla. Por ejemplo: “volverse no heterosexual después de una violación”.

A este panorama se suma el uso de “floreteos” en la escritura. Lo observamos en los catálogos de los festivales de cine más reconocidos y en los textos de quienes están iniciando el ejercicio de la crítica. Extraer los excesivos adornos resulta, a veces, un buen ejercicio para darse cuenta -más claramente- de la ausencia de contenido crítico.

El Jockey (2024) por sí misma ya es una película que se caracteriza por la estética de lo “exagerado y bizarro”. No es necesario que las críticas se conviertan en una extensión de esa exageración a través del floreteo.  Si se trata de pinceladas oníricas, surrealistas, grotescas o poéticas, dependerá de la lectura de cada persona.

La presencia de mujeres jockeys es uno de los elementos a destacar en la película dirigida por Ortega. Las orientaciones sexuales no son fijas y sí maleables. Son una característica más de los personajes. La narrativa sobre heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad se corresponde con la fluidez. Pero, la representación del tránsito de género del protagonista, constituye un gran desliz.

La Universidad de Liverpool realizó un estudio sobre mujeres jockeys durante catorce años. El mismo aparece citado en una nota del 2018 escrita por David Ruiz Marull bajo el título ¿Por qué no hay más mujeres jockey? Se destaca que solo “el 5,2% de los empleos de jockey disponibles fueron ocupados por mujeres”. Y aunque ha aumentado el número de chicas jinetes durante los últimos cinco años en países como Francia, en otros como el Reino Unido falta más representación de féminas en la equitación.

En el caso argentino, en 2022, se produjo la resolución particular 748, suscripta el 24 de junio, por la Inspección General de Justicia; quien otorga, hace saber e intima a la asociación civil “Jockey Club de Buenos Aires” adoptar una serie de medidas para afiliar a mujeres, teniendo además, la posibilidad de participar en los órganos de dirección.

La identidad y expresión de género del protagonista constituye el punto más cuestionable. Luego de consumir alcohol, y otras drogas, Remo Manfredini se cae del caballo. Logra sobrevivir a diferencia de casos fatales de la vida real como el del italiano Stefano Cherchi. Renace como Dolores. ¿Se puede correlacionar la  identidad y expresión de género con severas contusiones recibidas en la cabeza? ¿Depende la fluidez de género de experiencias individuales/sociales y físicas traumáticas?

Quizá, sin proponérselo, El Jockey está patologizando las identidades trans. Esa posición que le ha llevado años deslastrar y desmitificar a los grupos activistas LGBTIQ+. Recordemos que desde la tercera edición del “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM)” por parte de la American Psychiatric Association (APA) -publicado en 1980- la transexualidad se clasificaba como un trastorno o enfermedad mental bajo la categoría de “trastorno de identidad de género”. Y así permaneció en el DSM-III-R (1987) y el DSM-IV (1994).

Cuando en 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que dejaría de considerar como una enfermedad mental el “transexualismo”, como hasta entonces llamaba a la transición de género, muchas personas celebraron. Sin embargo, el avance solo fue un cambio de nomenclatura. La clasificación de “disforia de género” se mantiene en el manual DSM V, elaborado por la APA. Mientras, que la “discordancia de género” permanece en el capítulo 17 sobre “condiciones relacionadas con la salud sexual” del manual de Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) 11, elaborado por la OMS.

Los síntomas de la “disforia de género” y de la “discordancia de género” siguen haciendo referencia a los mismos estereotipos y narrativas usados para diagnosticar el “transexualismo” y el “trastorno de identidad de género” antes de 2018.

Hecha estas aclaraciones, queda claro que la narrativa de identidad de género  en el filme El Jockey poco contribuye con una percepción más adecuada sobre las personas trans.

En este sentido, mucho más importan esos detalles que miden, de alguna manera, el grado de compromiso por una sociedad más diversa y justa que el hecho de una estética estrepitosa. Después de todo, aunque El Jockey sea ficción y desafíe muchas convenciones se desliza de mal manera en un asunto que ha sido peleado y ganado en la Argentina: la identidad de género.  

Por: Claritza Arlenet Peña Zerpa

EL JOCKEY

Sinopsis:

Abril y Remo son dos jockeys que corren para un mafioso al que llaman Sirena. En su peor momento, Remo, adicto a las drogas, mata a un caballo de Sirena en un accidente. Ahora, Abril, embarazada de Remo, debe encontrarlo y esconderlo antes de que le hagan pagar.

Tráiler:

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