Desde que llegué a Argentina muchas personas me han hablado de lo divertido de los carnavales de Entre Ríos. Me reiteran que hay cuerpos de gimnasio que lo muestran casi todo, mucho alcohol, porro y música hasta el amanecer. Ema y La Yara (unos amigos de Paraná) me insisten que los mejores carnavales se hacen allí. ¡Tengo que creerles! Son bailarines de este espectáculo. La Yara ya pasó los 60 años y conserva el abdomen plano. Se preocupa cuando comienza a subir de peso. Ema, no tiene esos problemas, es de contextura delgada. Ambos, son activistas LGBT+. Ellos consideran que bailar en el carnaval es una profesión. Creen que la visibilidad de sus plumas es parte de su cotidianidad y no, exclusivamente, durante el carnaval.
Ema y La Yara son parte de los cuerpos disidentes en una manifestación cultural que data de muchas décadas y que tantas veces se constituyó en el único momento para que personas gais y travestis pudieran mostrarse con libertad. El Archivo de la Memoria Trans, por ejemplo, nos ofrece una basta cantidad de fotografías sobre estas historias.
En Gualeguaychú el país del carnaval, al director Marco Berger le “… interesó mucho hacer un trabajo documental sobre la masculinidad puesta al servicio de este espectáculo. La mayoría de los bailarines del carnaval son heterosexuales, que una vez al año, se maquillan, se ponen trajes con plumas y se llenan el cuerpo de purpurina” (extracto de nota de prensa).
Este punto de arranque contiene una virtud y una dificultad. La virtud apunta a la posibilidad de mirar otras masculinidades o, más exactamente, otras formas de «ser hombre». La dificultad tiene que ver con asumir, presumiblemente, la heterosexualidad de la mayoría de los bailarines como el juego que siempre hacemos desde la mirada heteronormada.
Pensando en los límites que se desdibujan, la cámara de Martín Farina funciona a modo de deseo y exhibicionismo que ha dado lugar a interpretaciones sobre el homoerotismo, pero ¿realmente es un documental homoerótico? El primer dato curioso que voy a aportar son los 316.000 resultados de búsqueda en google sobre la palabra homoerotismo contra los 5.690 resultados de la palabra heteroerotismo. El segundo dato curioso sucede luego de una revisión de los resultados sobre homoerotismo.
Pareciera que cualquier cosa que hable sobre dos o más hombres cercanos se convierte en homoerótico, cuando se trata -más exactamente- sobre homofilia (69.300 resultados). La homofilia, muchas veces, se ha asumido como equivalente del homoerotismo y la homosexualidad temporal necesaria en los grupos sociales.
La homofilia la entiendo como la filiación entre iguales, lazos que se generan entre los integrantes de un equipo de fútbol, entre compañeros de trabajo… y entre los bailarines del carnaval de Gualeguaychú. Seleccionar el traje, ayudarse a vestir y maquillar, bañarse o cambiarse juntos, es parte de la homofilia. La cámara juguetona puede mostrar reiteradas veces unas nalgas redondas y firmes, jugueteos entre los bailarines y ademanes, pero nada de esto hace del documental un audiovisual sobre el deseo entre los bailarines. El deseo homoerótico está en nuestra imaginación e interpretación. ¡Qué no quisiera hacer yo con varias de esas nalgas y esos cuerpos!
Por: aliriocinefilo
TÍTULO ORIGINAL
Gualeguaychú el país del carnaval
SINOPSIS
Vilmar y Franco (el Toro) nacieron en la ciudad de Gualeguaychú. Todos los veranos, desde su infancia, participan juntos de los carnavales populares de la ciudad. Esta fiesta mágica logra maquillar, invadir de colores y plumas a los masculinos cuerpos de la comunidad. El alcohol, la camaradería y el descontrol se vuelven protagonistas. Los límites de todo se desdibujan al calor del sol y al borde del imponente Río Paraná.
FICHA TÉCNICA
País: Argentina
Año: 2021
Duración: 78 min.
Género: Documental
Calificación: +13
Distribuidora: Cinemilagroso / Wildstar International
Apoyos: Incaa, Mecenazgo