
Degusté Luces Azules sin separarme de mi corpus de hombre gay, de 46 años, militante y académico. Hago la aclaratoria porque al escribir sobre filmes con narrativa sobre diversidad sexual y perspectiva interseccional, inevitablemente, ocurre la interpelación en doble sentido: la película me interpela y yo a ella.
Lejos quedan esas consideraciones (nacidas desde la década de los ochenta del siglo pasado) que insisten en la poca importancia de las valoraciones del espectador y la necesidad de desentrañar la estructura que encierra el filme como médula de la crítica o escritura. La narrativa de la película, no deja de ser una fusión de la impronta de su guionista (Gustavo Pecoraro) y la puesta de su director (Lucas Santa Ana).

En una fiesta la mayor parte del tiempo están conversando y comiendo. La mayoría (en términos estadísticos) es la minoría (en términos de no hegemonía). Vestigios de la jerga y códigos de la vida marica porteña de las décadas de los ochenta y noventa están presentes en las personas que pasan los cuarenta. Sus recuerdos son tan valiosos como un archivo de memoria colectiva. Las personas más jóvenes utilizan nuevos códigos, muchos de los cuales están condicionados por la tecnología.
Para generar discusión en la mesa, y generar más contraste, hay un hombre cishetero conservador, uno de los mejores amigos de la pareja gay anfitriona de la fiesta. Un hombre que intenta escuchar y aprender, aunque su cara muestre desconcierto y rechazo. Esa es la cara que percibe una de las chicas presentes (la más pasional) quien no duda en exponer de modo tajante sus pensamientos.
¿Qué habría sucedido si el personaje apegado a lo tradicional hubiera sido alguien de nuestra propia comunidad LBTIQ+? De esto poco se habla, pero ocurre. Me basta recordar que mi degustación de Luces Azules estuvo interrumpida, en varios momentos, por el murmullo de dos hombres gais sentados a mi derecha. Ellos no dejaron de pelear con la pantalla. Hay personas gais que no se consideran parte de la comunidad, que no están de acuerdo con la marcha del orgullo. ¡Existen!

Luces Azules representa una actualización de la narrativa sobre el vih en la ficción argentina que va más allá de la cita breve. Se equipara a los mediometrajes producidos por la Fundación Huésped. Recordemos que los largometrajes de ficción se habían quedado en la cita, o mención rápida, y en una visión desfazada de las nuevas metáforas y narrativas en materia VIH/sida. No así los documentales y propuestas experimentales.
Hablar con naturalidad sobre la consulta al infectólogo, los medicamentos antirretrovirales, la indetectabilidad, las parejas serodiscordantes y la vida sexual activa, son la prueba de la actualización de la narrativa sobre personas que conviven con vih en el filme de Santa Ana.

Quizá el punto más discutible es la salida del clóset del vih. Uno de los personajes comunica a su amigo el diagnostico positivo. El amigo, apresura el momento para que todos se enteren sobre el estado serológico bajo el argumento de la necesidad de afecto que recibirá por parte del grupo. Aunque esto sea verdad, no es condición suficiente para apresurar la conversación. Cada persona maneja sus tiempos y decide cuándo decirlo y a quién (quiénes).

En Argentina la Ley Nacional de Respuesta Integral al VIH, hepatitis virales, otras infecciones de transmisión sexual –ITS- y tuberculosis -TBC- (Ley 27.675) en su artículo 6 explicita el acceso al derecho que tiene toda persona con VIH a no declarar su diagnóstico y/o estadío de infección, así como al resguardo de la confidencialidad, privacidad e intimidad, en acuerdo a la Ley de Protección de los Datos Personales 25.326.
Cito la ley para recordar cuánto se ha alcanzado en Argentina con la organización de los movimientos sociales. En momentos donde pareciera retornar posturas conservadoras que atentan contra los derechos conquistados el cine cumple un rol importante junto con otros diferentes tipos de activismos en las artes plásticas, las letras, la música y la calle.
¡Mantengamos encendidas las Luces Azules!

Sinopsis
Esta pieza coral cargada de emociones se desarrolla durante la celebración del 70 cumpleaños de Alejandro, donde amigos y familiares se reúnen para una noche inolvidable que redefinirá sus relaciones. A medida que los secretos salen a la luz, las tensiones hierven y emergen las verdades, Luces Azules explora las complejidades del amor, la pérdida, el VIH, la amistad y la dinámica en evolución de las relaciones de gays y lesbianas en un mundo cambiante.
Ficha Técnica
Título: Luces Azules
Dirección: Lucas Santa Ana
Compañía Productora: Sombracine
Producción: Alberto Masliah, Daniel Chocrón
Producción Ejecutiva: Alberto Masliah
Guión: Gustavo Pecoraro
Asistencia de Dirección: Yael Szmulewicz
Edición: Marcela Truglio
Dirección de Fotografía: Pablo Galarza
Dirección de Arte: María Emilia Toranzo
Sonido Directo: Celeste Palma
Postproducción de Sonido y Música original: Mariano A. Fernández
Corrección de Color: Lucila Kesselman
Año: 2024
Duración: 100 min
Género: Comedia Dramática
País: Argentina
Distribuye: Cinetren
Tráiler